viernes, 15 de mayo de 2015

TEXT DEL PRIMER PREMI

Iván Fortuna Córdoba:



Apocalipsis solar
Año 2.367                                                             Diario del equipo espacial DPG             
Fue el momento en que descubrimos que cada día, el sol se iba acercando cada vez más, hasta chocar con la Tierra y exterminarla. Lo descubrimos por un satélite que fue colocado en el espacio gracias al centro espacial DPG (detector de problemas gravitatorios). El satélite nos mostró que faltaban cuatro días para que el sol destruyera nuestro planeta.
DIA 1: EL AVISO
      
Avisemos a todo el mundo de la exterminación de la Tierra. Los  avisemos por la tele, la radio... Cada rincón del mundo se había enterado de lo que iba a pasar.
Un equipo de investigación espacial nos dijeron que habían construido hace tiempo una nave capaz de transportar a doscientas millones de personas para huir de la Tierra hacia otro planeta solo para casos extremos de huida. La llamaron, nave “Colosus”. La compañía que construyó esa gran nave nos dijo el tipo de combustible capaz de arrancar esa nave, se llamaba, combustible “oráculus”, el combustible resultó ser que era de otro planeta. El planeta Krolus. Un planeta situado en otra galaxia. Un equipo de 3 personas y yo tuvimos que emprender un viaje galáctico.

                                  
DIA 2: EL VIAJE

El sol se iba acercando cada vez más a nuestro planeta.
Nos equipamos con un traje espacial profesional, capaz de soportar la gravedad de otra galaxia.
Para coger nuestra nave tuvimos que ir a un puerto espacial exterior, donde millones de personas pudieron comprobar que íbamos a arriesgar la vida en ese viaje tan peligroso.
Nos adentramos en una nave para cuatro personas. Yo me senté en el asiento del piloto porque pilotaba mejor que los demás. Mis compañeros eran los copilotos. Nos preparamos para el despegue. Hice la cuenta atrás desde diez. Cuando dije los últimos tres segundos, preparé los motores y despegamos a gran velocidad.
Cuando lleguemos al espacio, preparé el motor de la nave a máxima velocidad para poder entrar a un agujero de gusano y llegar a la galaxia donde se situaba ese planeta tan extraño.
Fuimos a máxima velocidad. Estábamos bien agarrados a los asientos. Cruzamos las puertas del agujero de gusano. Sentía una presión en el pecho que me hacía incapaz de cruzar ese obstáculo, pero mis compañeros me animaron y me esforcé lo máximo para seguir adelante.
Cuando nos adentramos en esa galaxia, me desmayé de la presión y mi compañero, William, se encargó de pilotar la nave y de aterrizar en el planeta. A mí me tumbaron en la camilla. Cuando William se acercó al planeta, lo sobrevoló y con unas gafas especiales del siglo 24, encontró un terreno plano para aterrizar. Me levanté de la camilla y por el panel principal de la nave, me fijé en que el planeta era color negro y redondo. Pudimos aterrizar con éxito.

DIA 3: KROLUS EL PLANETA OSCURO
En la nave, Sandra, mi compañera de viaje, nos dijo que hora era en la Tierra. Y era el penúltimo día antes de la explosión. El agujero de gusano parecía adelantarnos el tiempo. Nos dijo que perdimos siete horas en cruzar de una galaxia a otra a través del agujero. Teníamos que darnos prisa.
Salimos de la nave y vimos el planeta. Era como un desierto vacio lleno de arena negra y niebla por todos lados. Aunque pudimos ver gracias a unas gafas térmicas. Capaz de ver cualquier cosa sin que nos moleste ningún obstáculo, como la niebla. Vimos un montón de combustible “oráculus” alrededor. Fuimos a una mina donde pudimos extraer “oráculus” rápidamente. Solo hacían falta dos cubos de ese material para arrancar la nave “colosus”. Era un material líquido y negro. Lo supimos por una fuente que vimos en una esquina de esa mina. Mi compañero, Hank, tocó ese material y de golpe lo transformó en una estatua.
Ese material era muy peligroso, no lo tocó ninguno más. Nos pusimos guantes especiales y llenemos un cubo. Mientras llenemos el segundo cubo, oímos ruidos, como pasos. Llenemos el cubo rápido y nos larguemos a la salida de la cueva. Pero ahí había dos alienígenas. Eran delgados y tenían el cuerpo negro y una cabeza cilíndrica en forma horizontal con una boca grande y con cientos de dientes enganchados en sus encías.
Saltaron sobre William y se lo comieron. Yo y Sandra tuvimos que correr hacia la nave. Yo llevaba los dos cubos. Siete alienígenas nos estaban persiguiendo. Corrían como humanos. Sandra se tropezó y cayó sobre la arena negra. No pude distraerme en ayudarla, si no, me comerían a mí también. La abandoné sin mirar atrás, convencido de que se la comerían. Llegué y me dirigí a la sala del piloto. Arranqué la nave y me fui del planeta. Pero dos alienígenas entraron en la nave. Uno me cogió y me lanzó al suelo. El otro me agarró y me intentó devorar con su gran boca. Pero le di una patada en la barriga y conseguí escapar. Me dirigí a la entrada de la nave y cogí al lado de la puerta de salida, una pistola con dos balas. Los dos alienígenas se acercaron a mí. Disparé el primer tiro a la cabeza de un alienígena. Por suerte, murió. Apunté a la cabeza al segundo alienígena, pero por el miedo de que me devorara, le di a la barriga, pero no le hizo ningún daño. No me quedaban balas. Solo me quedaba una cosa. Abrir la puerta principal de la nave y tirar al  alienígena al espacio. La abrí sin miedo por la maneta de la puerta y debido a la velocidad de la nave, hacía que no pudiera levantarme. Estaba a punto de caer. El alienígena se me acercó y abrió su boca, pero como yo no estaba conduciendo la nave, se me fue a un campo de meteoritos. La nave chocó con uno y con el impulso del choque, el alienígena chocó con la pared que sujetaba la puerta principal de salida. Con los últimos esfuerzos que me quedaban, cogí al alienígena con mis manos. Una mano en la boca, para que no me mordiera y otra, a su cuello. El intentó resistirse y me pegó un zarpazo con sus uñas afiladas. Me arañó medio cuerpo pero me resistí, lo cogí con todas mis fuerzas y lo lancé al espacio. Descansé cinco minutos y me puse a pilotar la nave en dirección a agujero de gusano anterior para dirigirme a nuestra galaxia. Estaba yo solo en esto. Mis compañeros habían muerto en ese terrible planeta. Puede que no salga vivo y me pierda en la oscuridad del espacio o puede que no regrese a tiempo. Cuando la nave chocó con ese meteorito, impactó al motor. Ahora la nave iba más lenta. Necesité velocidad para llegar y abrir el agujero de gusano. Sé que cuando lo cruce, perderé siete horas de tiempo. Como la última vez que lo usé para transportarme a esta galaxia. Pero no me queda otra.
Una vez que pude conseguir toda la velocidad posible, crucé el agujero y pude llegar a la Vía Láctea, pero vi algo increíble.




DÍA 4: LA HUÍDA
Vi que el sol estaba entrando en la atmosfera de la Tierra. Seguro que mucha gente habría muerto de calor y de sed. Tenía que darme prisa. El motor de la nave no iba muy bien por el impacto del meteorito.
Cuando sobrevolé la Tierra, el navegador de la nave me informó de que el motor iba a romperse en dos minutos y se destruiría la nave. No me daría tiempo a aterrizar. Cogí los dos cubos de “oraculus”, cosa que el líquido derramo un poco el suelo por la movida de la nave. Los tapé con un trozo de madera para que no se escapar más el líquido y los guardé en una caja blindada, abrí la puerta de la nave y la lancé hacia abajo. Cuando cayera, nos se dañaría por la dureza que tenía esa caja. Luego me preparé el paracaídas y salté en dirección donde tiré la caja. La tiré en dirección a España. Lo supe porque cuando sobrevolé el planeta, vi mi país por la forma que tenía. Me puse las gafas de proximidad y pude detectar donde se situaba Barcelona, mi ciudad.
Cuando me lancé, me tiré sin paracaídas a la atmosfera y cuando la pasé, lo abrí. En el mismo momento, la nave explotó. Sentí un pequeño impacto en el cuerpo, pero me puse recto. Tardé unos minutos en sentir la gravedad de la Tierra. Estaba a punto de desmayarme, pero aguantaba.
Por fin, conseguí tocar la Tierra de nuestro planeta. Estaba un poco mareado. Por suerte, encontré La caja blindada. La vi en una  la montaña, de la caja saqué los cubos y me fui. Todavía no había llegado a mi ciudad, Barcelona.
Sentía el calor. Me desmayaba. Tenía que actuar rápido.
En tres horas llegué a la ciudad. Estaba vacía. Como un barrio fantasma. Edificios caídos, coches destrozados y personas muertas por todas partes. No podía mirar el sol. Si no, me cegaba. Vi un coche con una persona muerta de conductor. Parecía haber muerto de calor. Tenía la piel quemada. Lo aparté del asiento de conductor y lo eché a la calle. Puse los cubos en el asiento de atrás, arranqué el coche  y me fui corriendo al puerto espacial. Por fin llegué. Aparqué el coche, cogí los dos cubos y me dirigí hacia la nave “colosus”. Vi a millones de personas esperándome para arrancar esa nave. Me abrí paso entre la gente. Cuando llegué a la nave me dijeron que pusiera el combustible en la clavija del motor. Quedaban diez minutos para la explosión. Puse el combustible y por fin, llegué a arrancar la nave.
Rápidamente, nos metimos en la nave millones de personas  de todo tipo de países. Había incluso animales. Mi familia, también consiguió entrar. Faltaban tres minutos para salir. Faltaron diez segundo para cerrar las puertas de la nave. Millones de personas se iban a quedar en la Tierra por no darles tiempo a entrar en la nave. La gente perdería familiares y amigos. Se cerraron las puertas. Me dio lástima deja a tanta gente en ese planeta a punto de ser destruido. Faltaron 30 segundos para explotar el planeta. Salíamos de la atmosfera. Faltaban 5 segundos, íbamos lo más rápido posible. Una vez pasada la ionosfera, la última capa de la atmosfera, el planeta explotó y fue exterminado para siempre. 
El sol llegó también a destruirse. Nunca había maginado poder salvar a tanta gente. Ahora nos íbamos a vivir a otro planeta, pero no sabíamos cuál.
Me llamo Bruce Rally y he escrito mi historia desde la nave “Colosus”. Esperamos encontrar algún planeta con vida. Pero la aventura todavía sigue.


                             FIN


                                                   

No hay comentarios:

Publicar un comentario